miércoles, 29 de enero de 2014

EL MEJOR REGALO

Creo que el mejor regalo
que puedo recibir de alguien
es, que me vea,
que me escuche,
que me entienda,
y que me toque.
El mejor regalo que puedo dar
es ver, escuchar, entender
y tocar a la otra persona.
Cuando se ha hecho esto,
siento que se ha hecho contacto.

VIRGINIA SATIR

Árboles y cielo de Aranjuez. Enero 2014

domingo, 26 de enero de 2014

Ojos llenos de cielo y ... de sueño.

Qué prontito entro al trabajo... y cómo es posible que estos ojitos cerrados aún de sueño se me llenen de tal manera...Qué cielos...

sábado, 18 de enero de 2014

Paradojas de bar


                      "Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace"
                                                                                                         Jean Paul Sartre

*Reflexión de azucarillo... sentada en un bar de decoración taurina ( con su cabeza de toro-orgullo de taxidermista- mil fotografías de figuras del toreo, exhibiendo premios de  orejas y rabos ... )y mi absoluto horror ante la mirada de cristal del negro bragao astifino...

domingo, 12 de enero de 2014

Hoy ha venido Inés a verme, en concreto ha venido su sonrisa juguetona y sus  ojos; esos ojillos vivos que reían sin necesidad de acompañamiento, con su halo blanco de vejez y cataratas. Ha sido de improviso mientras buscaba alguna estrella en este cielo loco de Madrid. Me he apoyado en la terraza y sin darme cuenta he buscado su perfil en la ventana contigua. Y la he traído al recuerdo.

Mi vecina Inés, "la Sioux" era intemporal, nunca supe su edad exacta, y eso que se encargaba de pregonarla  a gritos a la mínima. Siempre tuvo el pelo blanco veteado de gris y oscuro, tirante y recogido en un moñete de nuca, el cutis cetrino y los ojos algo rasgados. Siendo bien pequeña la bauticé como "la Sioux" y así quedó nombrada para mi familia, a veces me cuesta recordar su nombre de pila.

No recuerdo cuándo vinieron su marido y ella a vivir puerta con puerta a la casa de mis padres, vagamente recuerdo que hubo una señora antes que este matrimonio  pero no hay más huella de ella. Inés lo ocupaba todo con su  presencia, hasta mi recuerdo. El marido era delgado y arrugado desde siempre, murió hace muchos años llevándose su nombre con él , pues tampoco lo recuerdo. Sin embargo grabada quedó su silueta bajo una sábana sentado en un silla ( tal como lo bajaron ya cadáver  a la ambulancia desde esta casa sin ascensor). Inés  por contra, era todo vida, redonda, gritona, sin arrugas y todo actividad.
Desde su ventana se oía la máquina de coser a todo trapo, la radio, la televisión, programas de ópera  seguidos de partidos de fútbol... sorda creciente desde mediana edad, dejaba encendida la televisión sin enterarse, atronando a todo el vecindario... con el mismo volumen de voz con la que luego se disculpaba "por las molestias".

Yo la adoraba y todo en ella me parecía anécdota. 

Inés extendía su reino a través del balcón y la escalera, pues a todos saludaba a berridos  y a todos conocía. Pasó encerrada casi los últimos veinte años de su vida sin poder bajar a la calle " por estas piernas que ya no me aguantan"; bamboleante y renqueando pasaba de hacerte aspavientos con las manos desde la ventana a abrazarte en el descansillo de la puerta si conseguía llegar a tiempo. Distraía su tiempo " cazando" el saludo y cariño de todo el vecindario , hasta niños y jóvenes nos rendíamos a los cariños , preguntas  y cotorreos de Inés.
 A mí me tenia predilección y me " cazaba " con frecuencia, ya de paso me pedía pequeños arreglos de casa: cambiar bombillas, enchufar electrodomésticos... " hasta que venga mi nieto a arreglármelo, a ver si puedes hacer algo", pequeños desperfectos o desajustes que la llenaban de temor e indefensión real.
Echado el anzuelo, y ya dentro de casa, pasaba  revista todos los retratos de hijos , nietos y demás familiares contando profesión, localización geográfica y hechos reseñables de biografía, todo esto mientras le ponías un aplique o cambiabas una cortina. Y cierto es que tenía muchos hijos, nietos y amistades que venían a menudo a visitarla y cuidarla - por este orden-, pues nunca quiso abandonar su hogar. 

Pasados los noventa y con alguna caída a solas en el domicilio , supe que me despedía de ella cuando su hija llamaba a la ambulancia y yo la arropaba tras una noche tirada en el suelo . Aún así nunca perdió la sonrisa y tenía ánimos para confortar el susto de su hija y mi  preocupación . 

Había vivido todo, y todo lo contaba. A mí me encantaba escucharla porque había aprendido a quererla. 
Creo que la he traído al presente tras ir a ver esta obra al teatro: 

Hasta el 19 Enero en el Teatro Bellas Artes. Madrid


En ella nos narran cómo  un hijo confuso y perdido busca refugio y ayuda en su madre y acaba encontrando ( y perdiendo) mucho más.
Cómo me gusta esta actriz (María Galiana ) y cómo me recuerda a Inés " la Sioux", en actitud, humor y sabiduría. Es como la abuela primigenia, un mito colectivo hecho vecina.

martes, 7 de enero de 2014

Tres eran tres...







Que ya han venido , hala, y se han quedado tan anchos, que no casan las tallas, ni los colores , por no casar no casan ni las texturas, oyes, que me han entoligao un cojín con forma de gato, con collar y cascabel y dibujo en peluchito de leopardo... eso sí, que es de un suavito y blando....y está hecho a mano con tanto cariño que mira, casi que lo tengo para apoyar la cabeza cuando vea una peli...o en la butaca... no , espera, encima de la cama ni pensarlo, a ver... en el sillón de ver la tele; sí , ahí está bien.

Menos mal que en el trabajo he puesto mis botas bajo el árbol y le he lloriqueado a mi compañero de noche..."Mira que hago varios turnos seguidos, jó que cansancio...digo yo que me dejarán sus Majestades un dibujito, o una postal..."
Pues me han dejado un minielefante rosa y cinco gominolas, cinco...
Pero no te creas, no, que estoy muy contenta porque llevo varios días regalándome cositas y pidiendo que me las envuelvan de regalo, con cintas, lazos y floripondios, -todo menos minimalistas-, me las he colocado en el árbol y ahora creo que las voy a abrir y sorprenderme  y todo.

*Nota a última hora:
El Sr.Naranja se  ha apropiado del cojín. No hay nada que hacer. Espero que no se meta en el bolso tan chulo que me ha traído Baltasar ( que es desde siempre siempre mi monarca favorito, de cuando iban pintados de betún y si llovía les corrían churretes... )y que tampoco escriba nada en la preciosa agenda nueva...el libro se lo dejo leer si le apetece...