miércoles, 19 de noviembre de 2014

Zona B2 o Menuda porquería de título.

Cuánto he viajado este año. En las   fronteras mentales de los diciembres quieras o no haces recuento de lo movido del año; por dentro o por fuera. He salido y he entrado de  la ciudad, del país, del continente, y de mí. Sin embargo apenas hago constar en este diario incompleto las memorias y sabores de esos mundos que me asombran y encandilan.
  Hace poco me impactaron mis compañeros de los viajes chiquitos , los diarios, los anodinos, los compañeros de buses, trenes y metros de seis de la mañana. Esos de colonia reciente y doblez de almohada , ojos de sueño y planificación del día. A un lado un obrero con lápiz en la oreja ya desde hora temprana se frotaba con angustia una cara de facturas que no cuadran y jornada dura. Sus manos le delataban.
Al otro lado , una mujer tejía con largas agujas como si no hubiera mañana,  con cuerpo y gesto relajado en el traqueteo del vagón, como si pudiera permanecer todo el día en esa frenética  labor hipnótica.  Tan ajena esta vida pero tan igual a las antípodas que visito por placer en los otros viajes.  Ojeo algún periódico  que protagonizan los últimos corruptos y las cifras de sus escándalos de acá.La serenidad de la tejedora es universal, tanto como el egoísmo de los poderosos.