Leo en el periódico gratuíto Qué ,que Valentín-un presbítero romano en la época de Claudio II -desobedeció al emperador y fue maritirizado en la puerta Flaminia en el 270d.C. pues no se le ocurrió al hombre nada más que ponerse a casar soldados ( no entre sí me imagino )cuando lo que quería el emperador es que estos rindieran mejor en las batallas y se supone que solteros estarían más centrados en matar al enemigo.
Tras encontrar en las catacumbas romanas cientos de reliquias ( supuestamente mártires ) supongo que peregrinando por Europa y repartiendo cráneos, fémures y demás huesitos de acá para allá, a Madrid en el s.XVII trajeron éstas de Valentín que para mi sorpresa permanecen en la Iglesia de San Antón en la calle Hortaleza. Iglesia que hasta ahora sólo me sonaba por la bendición a animalillos caseros .
Puestos a pelearse por falanges,costillas y vértebras, en Italia perjuran que San Valentín era obispo de Interamna; en la actual Túnez martirizaron a otro Valentino y si vamos a Passau (Baviera ) hay otros restos de S.Valentín...
Dice el periódico también que hay constancia de la fecha del 14 de febrero en la literatura, en el s XIV en un poema de Geoffry Chauffer, en el s. XVI en el Hamlet de Shakespeare... y me maravillo de estas búsquedas literarias que confirman a lo largo de las épocas los sentires, emociones y convenciones culturales del género humano.
Estos días señalados me dan grima en lo mercantil, me horrorizo en los escaparates y si veo un corazón más me da una arritmia ....
aún así hoy he creído explotar de ternura en el autobús,cuando a la vez que leía todo esto observaba a un anciano pasados los ochenta,que llevaba una bolsa con una barra de pan y una rosa en la mano. Bien plantado, ropas sencillas y limpias, afeitado cuidadosamente y con buen corte de pelo intentaba pese a unos fuertes temblores de manos estirar una de las hojitas verdes que estaba doblada dentro del celofán ,que cerraba una enorme pegatina dorada y unos rizos de cinta ,de esos rizados con el filo de una tijera...
No podía, no podía el hombre ,y miraba a la rosa roja y la olía con una sonrisa en los labios y sobre todo en los ojos. Tallo de rosa envuelta en la floristería en dos minutos , que para ese hombre debían significar una historia de años, tal era la delicadeza de orfebre con la que intentaba componer la hojita.
Yo no sé si Cupido iba en ese autobús, pero yo he salido tierna , tierna. Tanto , tanto que mirad lo que me he encontrado nada más salir. Si es que es verdad, cada quien, ve lo que quiere ver ... Ay, febrerillo loco.